Cuando el sexo en Internet se transforma en adicción

Dianova dedica una serie de artículos a las adicciones a las nuevas tecnologías y a las adicciones sin drogas en general. Nuestro segundo artículo aborda uno de los motores de la adicción a través de Internet: el sexo

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De acuerdo con las estadísticas de los motores de búsqueda, la palabra clave "sexo" y todas sus variantes es una de las más utilizadas por los usuarios de Internet. Por sí sola, la palabra totaliza más búsquedas que todas estas palabras juntas: música, juegos, viajes, coche, salud y el tiempo.

Las actividades de carácter sexual abundan en Internet … Hay en primer lugar los sitios clásicos que ofrecen videos o imágenes pornográficas – hablamos en este caso de ciberpornografía porque no existe ningún intercambio entre dos parejas sexuales. En el otro extremo del espectro, las nuevas tecnologías permiten a los aficionados tener una verdadera sexualidad asistida por ordenador – o sea  una especie de telecopulación hecha posible por el uso de datos y una combinación especial que les permite tocar y "hacer el amor" con una pareja que nunca encontrarán en la vida real – en este caso es cuestión de cibersexo.

En estos dos extremos, la web está llena de múltiples ofertas, desde los sitios especializados en encuentros adúlteros, hasta las empresas (a veces individuales) que ofrecen stripteases u otros juegos sexuales en directo a sus clientes, a través de sus webcams, o bien las mensajerías en línea o los "salones" de discusión en los que muchos disfrutan de la oportunidad de conocer a otras parejas, intercambiar fotos o exhibirse con sus webcams.

¿Una revolución del placer?

Internet se ha convertido en un supermercado del sexo para todas las parejas libertinas, solteros o hedonistas en busca de emociones. Los juegos sensuales y sexuales del cibersexo tienen de hecho una función liberadora: discretas, porque son practicadas bajo un seudónimo, estas actividades permiten al usuario encontrar parejas de los más diversos orígenes, y sobre todo, satisfacer múltiples fantasías sin las dificultades y las consecuencias de los encuentros directos.

En el transcurso de una relación en línea, el tímido puede llegar a ser dominante y  el exitoso hombre de negocios convertirse en un esclavo obediente. En resumen, el cibersexo es a menudo una buena manera de darle más vida a su vida sexual. Y para la mayoría de los usuarios aficionados de este tipo de prácticas en línea, no representa un verdadero problema, siempre y cuando estas mismas prácticas sean consensuadas entre adultos y dentro de los límites de la legalidad.

Cuando se instala la adicción

Cuando se instala la adicciónLos problemas surgen cuando se llega a un uso inapropiado. Para los aficionados al cibersexo o ciberpornografía – que son a menudo hombres, pero las mujeres también pueden estar involucradas en estas actividades – descubrir este tipo de sitios web genera en primer lugar un gran interés, que luego se desvanece rápidamente. De acuerdo con un estudio publicado en la revista "Sexual addiction & Compulsivity" en los EE.UU., en el 1% de estos hombres el interés se convierte en una verdadera adicción: van a pasar cada vez más tiempo visitando estos sitios, a veces hasta veinte horas por semana, con consecuencias en su vida social, familiar y laboral.

Esos adictos a la pornografía cibernética tienen características comunes a la mayoría de las dependencias. El fenómeno de la tolerancia – que conduce a los usuarios de drogas a consumir más para mantener los mismos efectos – se traduce en estas personas por una búsqueda de experiencias cada vez más intensas, a menudo prohibidas por la ley, y por un sentimiento de decepción con las relaciones sexuales con su pareja habitual, o incluso un abandono completo de estas relaciones sexuales "normales".  

Estos hombres sienten una compulsión por visitar los sitios de pornografía en Internet, hasta llegar a masturbarse entre 5 y 15 veces al día, causando lesiones y fatiga. Según el estudio citado anteriormente, el 34% de los afectados han dejado cualquier relación sexual con su pareja desde hace meses o incluso años.

La adicción al cibersexo o ciberpornografía implica un comportamiento motivado por el sexo y hecho posible gracias a la herramienta de Internet. En efecto, a diferencia de otras conductas adictivas, como las adicciones a las sustancias o el juego patológico, la adicción al cibersexo no está oficialmente reconocida. Según los expertos, este tipo de dependencia es similar a las adicciones sexuales descritas desde los años 80, es decir, el conjunto de los comportamientos sexuales compulsivos y trastornos relacionados con un desorden del control emocional.

Estas adicciones sexuales abarcan diversos síntomas comportamentales, como la hiper-frecuencia de las relaciones sexuales, masturbación compulsiva, recurso a la pornografía a través de películas o tiendas especializadas, abandono de relaciones afectivas estables; o bien síntomas emocionales, como los pensamientos obsesivos, sentimientos de culpa y vergüenza frente a la pareja, sentimientos de inutilidad o impotencia cara al acto sexual.

Nymphomaniac


El estudio estadounidense citado antes también menciona que el 98% de los pacientes ya tenían problemas sexuales con su pareja antes de que se conviertan en adictos. Es a partir de entonces que se instala el ciclo de la dependencia: la persona está consumiendo más y más sexo en Internet para superar sus dificultades, desarrolla una adicción que le lleva a descuidar de su pareja, su vida social o profesional, lo que luego aumenta sus sentimientos de culpa y vergüenza… que la persona alivia a través de la ciberpornografía.


¿Prohibir o educar?

Edouard Levé: "Pornography" - argéntico, 70x70Internet ha abierto un nuevo espacio para los intercambios sexuales. Un nuevo coto de caza cuya riqueza y diversidad es una ventaja definitiva para los amantes y aficionados de una sexualidad inconformista y  "sin riesgo". Por otro lado, Internet también ha jugado un papel primordial en la "banalización de la pornografía", incluso en sus peores formas – esta  pornografía una vez confinada a los rincones más oscuros de la sociedad, ahora está disponible en unos pocos clics en millones de hogares.

La híper-accesibilidad de la pornografía en línea plantea varios asuntos. Por un lado, está el tema de su influencia en la sexualidad de los adolescentes, chicos y chicas – un número cada vez más grande de jovenes internautas que afirman estar "enganchados" a la pornografía en línea se quejan de problemas de erección y de su incapacidad para tener una relación sexual con su pareja. Por otro lado, hay quienes sostienen que no es posible "consumir" ciberpornografía sin apoyar indirectamente la explotación sexual o la trata de seres humanos.

Muchas voces reclaman una prohibición, al menos parcial, de la pornografía en línea. Pero salvo el  prohibir todos los contenidos pornográficos, lo que se llevó a cabo sólo en los países dictatoriales, solo se podrá prohibir a ciertas páginas web, como los que difunden contenidos ilegales… Para verlos inmediatamente reaparecer con otro nombre en otro país.

La pornografía es uno de los subproductos de la democracia, tenemos que luchar contra sus consecuencias más nocivas – como el tema de las adicciones – con las armas de la democracia, como la educación. Tenemos que educar a los jóvenes sobre los aspectos legales e ilegales de la industria del sexo, sobre las consecuencias del abuso del consumo de pornografía en Internet, la tendencia a la hiper-sexualización de nuestras sociedades. Solo a través de la educación podremos dominar este creciente fenómeno. 

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