El tercer sector, por una sociedad más justa

En 1945, las ONG obtienen una forma de reconocimiento oficial dentro de una organización internacional: en virtud del artículo 71 de la Carta de la ONU, se puede conceder a las ONG un estatuto consultivo ante el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la ONU. Posteriormente, para responder a la diversidad, el alcance de competencias y a los crecientes medios de las ONG, el Consejo Económico y Social aprobó en 1996 una nueva resolución actualizando las disposiciones anteriores, y allana el camino para una colaboración más estrecha. La resolución 1996/31 del ECOSOC constituye la base legal vigente en materia de «relaciones consultivas entre las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales».

Hoy en día, más de 3.700 ONG tienen un estatus consultivo ante el ECOSOC, número que se duplicó entre 2000 y 2010. Más allá de este número en constante crecimiento hay que señalar, sin embargo, que las ONG juegan un papel activo en el funcionamiento de todas las organizaciones internacionales, según modalidades muy diversas. Estas ONG pueden ser consultadas o integradas en las deliberaciones y en la aplicación de determinadas decisiones de las organizaciones internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) trabajan por ejemplos con varios centenares de ONG.

Familias haitianas reciben una ayuda alimentaria de la ONU despues un huracán en 2008

Rol de la sociedad civil organizada

Algunas ONG han adquirido un conocimiento práctico y un dominio de varios sectores de actividad, resultando en competencias técnicas esenciales para un debate bien fundamentado y para el ejercicio de un contrapoder eficaz. Dichas ONG tienen un rol de diplomacia no gubernamental, que amplía su protagonismo en la escena internacional (tradicionalmente reservados para los actores soberanos), como la mediación de conflictos, la acción humanitaria, etc.

Este papel de las ONG es un acervo irreversible. A través de sus actores organizados (las ONG), la sociedad civil y la opinión pública están cada vez más activos en la escena internacional con medios siempre más eficaces (recursos técnicos, pericias, medios de información y comunicación). La sociedad civil organizada reivindica una participación en la resolución de problemas internacionales, que con la globalización también se convierten en problemas regionales, nacionales y locales.

Implementar alianzas y proyectos comunes

El tercer sector y las ONG nacen a menudo con el deseo de que el problema por el cual se crean desaparezca, “drogas, sida, pobreza, exclusión social etc.”. Este principio define un particular comportamiento de las organizaciones ante su desarrollo y crecimiento, surgiendo la necesidad de adaptarse constantemente a su razón de ser y al hecho de ser útiles. Por ello, creemos que la naturaleza de nuestras organizaciones está en el desarrollo, entendido como el conjunto de procesos de maduración y aprendizaje, mediante los cuales una organización cumple su ciclo vital, actualiza sus potencialidades, para transformarse y adaptarse a las nuevas necesidades y no a un crecimiento de la organización sin sentido.

Muchas de estas organizaciones han vivido, después de una primera fase espontánea y pionera, grandes procesos de profesionalización y de institucionalización, en los que poco a poco, han pasado de la cultura del heroísmo a la de la responsabilidad social, logrando posicionarse como interlocutoras fiables y creíbles.

En este contexto, la implementación de alianzas y proyectos comunes con otras organizaciones del tercer sector es la mejor garantía para un desarrollo coherente al amparo de todo tipo de comportamientos autorreferenciales y de abundante fragmentación, que a menudo ha sido el verdadero obstáculo a la hora de garantizar una unidad de acción del tercer sector indispensable para obtener resultados significativos en la promoción de cambios sociales.

Marcha de protesta "Black Lives Matter" en Minneapolis, 2015

Construir una sociedad más inclusiva y justa con el tercer sector

Vivimos en un período histórico de transición entre la era de los excesos del siglo XX y la era de moderación del siglo XXI. Ahora que el mito del crecimiento infinito ha mostrado sus límites, tenemos que aprender a vivir de otra manera.

Por esta razón, un enorme desafío está por venir: garantizar un sistema de salud y protección social justo, inclusivo y sostenible, en un entorno económico diferente. Creemos que es aquí donde entra en juego el tercer sector, la sociedad civil organizada. El tercer sector puede movilizar recursos y medios con menos dependencia de fondos económicos, porque sabe compensarlos y a veces, sustituirlos por la pasión, la competencia, la generosidad y el compromiso. La sinergia del sector público y del tercer sector es una respuesta esencial al desafío que nos está esperando – la sostenibilidad de los sistemas sanitarios y de protección social.