Día Internacional de la Alfabetización – Hagamos que el mundo sea más seguro

Editorial de Montse Rafel, directora general de Dianova

En 2003, durante el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas para la Alfabetización, los políticos tomaron compromisos históricos, reconociendo en particular el derecho a la alfabetización y a la educación como una prioridad política y un derecho humano fundamental.

Siendo un derecho humano, el derecho a la educación básica se refiere a principios de igualdad y justicia; como tal, debe ser promovido y defendido como un fin en sí mismo. Pero el derecho a la alfabetización es también un factor esencial del desarrollo humano: es clave para reducir la pobreza y la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, empoderar a las mujeres, o reducir la desigualdad.

Al final de este Decenio de las Naciones Unidas, finales de 2012, y a pesar de los avances, el balance sigue siendo pobre. Según la UNESCO (Coordinador del Decenio), 781 millones de adultos siguen sin saber leer, escribir o contar, dos tercios de ellos siendo mujeres; más de 250 millones de niños no son capaces de leer una sola frase, aunque la mitad de ellos hayan pasado cuatro años en la escuela; casi 60 millones de niños en edad escolar nunca han puesto un pie en una escuela; y en algunos países, casi el 70% de los adultos no tienen ninguna base en alfabetización! 

UNESCO tiene razón al señalar la mala calidad o incluso, la falta de medios o de seguimiento. Esta situación es inaceptable porque, crisis económica mundial o no, está en juego el futuro de nuestras sociedades. Como ya decía Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, en 2003: “Si continuamos dejando secciones enteras de personas en el mundo fuera del sistema educativo, haremos que el mundo no sólo sea menos justo, sino también menos seguro". 

Y no sólo refiriéndose a los países menos desarrollados, ya que todos están concernidos, por ejemplo, según la Comisión Europea, un europeo de cada cinco jóvenes apenas puede leer o escribir a los quince años de edad…

Junto a este decepcionante resultado, también hay que tener en cuenta la evolución de los retos, y por supuesto las necesidades en materia de alfabetización. En un universo interconectado, donde la información es omnipresente y accesible en la Red Mundial (información objetiva, pero también sesgada, rumores o calumnias), se necesita algo más que simplemente el saber leer, escribir y contar. Tenemos también que ser capaces de obtener esta información, descifrarla, saber de dónde viene, lo que le falta, analizarla, organizarla, distinguir el rumor del hecho objetivo – no sólo con los textos, sino también con los videos y las imágenes, especialmente generalizados en las vidas de los jóvenes. 

Muchos jóvenes se enfrentan a un gran reto: desarrollar habilidades reales en materia de alfabetización informacional, es decir, comprender y utilizar la información con el fin de lograr objetivos personales, aumentar sus conocimientos y habilidades. En otras palabras, aprender a aprender… 

El la ocasion del Día Internacional de la Alfabetización, la directora de UNESCO, Irina Bokova, subrayó en su mensaje que el enfoque tradicional de la alfabetización debe también abarcar competencias más amplias, en materia de protección de la biodiversidad, de modos de vida sostenibles, reducción de la pobreza y participación cívica. Es cierto que esta es una visión estupenda, pero para que esta visión se convierta en realidad cada país debe darse los recursos reales, financieros y humanos para asegurar que cada niño y niña adquiera los fundamentos de la lectura, escritura y aritmética y todos los jóvenes y adultos aprendan a desarrollar una verdadera cultura de la información.