Ejecución en masa en Indonesia

15 de los condenados lo fueron por delitos relacionados con las drogas. ¡El problema de las drogas no se resolverá con más miedo, unirse a la petición de Amnesty International!

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Mientras la mayoría de las naciones en todo el mundo ya han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica, más de 30 países aún mantienen en sus legislaciones la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas. Aunque las cifras exactas sobre esta cuestión son difíciles de obtener, la pena capital para los delitos de drogas: el informe Panorama mundial 2015 (The Death Penalty for Drug Offences: Global Overview 2015) ha demostrado que sólo unos pocos de estos países hacen uso regular de la pena de muerte y las ejecuciones por delitos de drogas. Aparte de China, Irán, Arabia Saudita, Malasia, Singapur, Vietnam y más recientemente Indonesia, en la práctica, la mayoría de los estados han realizado una aplicación excepcional o bien simbólica de la medida.

Indonesia ha mantenido una trayectoria bastante inconsistente en la materia. Después de un período de baja tasa de ejecuciones entre 2007 y 2012, el gobierno reanudó su aplicación en 2013 y aún más fuertemente en 2015. Ahora, después de más de un año desde la última ejecución llevada a cabo en el país, Indonesia ha anunciado recientemente una ejecución en masa prevista para después del final del mes sagrado del Ramadán. Se estima que alrededor de 15 de las personas enviadas a la isla de ejecución han sido condenados por delitos relacionados con las drogas.

En la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (UNGASS), a principios de este año, la comunidad internacional fue categórica al pedir la abolición de esta brutal sanción. Sin embargo, la plataforma de la ONU no ha tenido éxito en llegar a un consenso para poner fin a la pena capital por delitos relacionados con las drogas. De hecho, el anuncio de las futuras ejecuciones en Indonesia tuvo lugar poco después de haber sido abucheado su delegado en la UNGASS, mientras defendía el uso de la pena de muerte como un elemento importante de la política de control de drogas en el país.

La verdad es que la pena capital nunca ha demostrado ser más eficaz que el encarcelamiento para la prevención o eliminación de cualquier delito. En el tráfico de drogas, por ejemplo, ninguna evidencia estadística ha demostrado su efectividad. De este modo, la decisión de continuar con la imposición de la pena de muerte está relacionada solamente con justicia. La mayoría de los países ya se han dado cuenta de ello. Es tiempo de que los doce estados que aún siguen aplicando dicha sanción atiendan la demanda internacional de un enfoque más humano en las políticas de drogas, con énfasis en la «salud y el bienestar de la humanidad».

Frente al reciente anuncio de Indonesia, Dianova hace un llamamiento a su gobierno para unirse a la tendencia internacional hacia una solución humana al problema de las drogas y para aplicar de manera coherente los valores de Ramadán en sus políticas durante todo el año. Por otra parte, recordamos que más eficaz que la aplicación brutal de la ley, son las estrategias de prevención de drogas que incluyen a las familias, las escuelas y las comunidades y se centran en el desarrollo de la autonomía de las personas y en el desarrollo social.

El problema de las drogas no se resolverá con más miedo, sino con más esfuerzos para reducir los factores de riesgo y las condiciones de vulnerabilidad de la población, en particular invirtiendo en el desarrollo sano y seguro de los niños y los jóvenes.

Saionara König-Reis