Prostitución – Intercambios Suecia/Cuba

Como parte de un programa de presentación y de intercambios de buenas prácticas entre Suecia y Cuba, organizado por el profesor Sven Britton (Instituto Karolinska) y la Sra. Kristina Hillgren, psicóloga, una colaboradora de Dianova en Suecia, Cipriana de Arteaga, fue invitada en Cuba para presentar las características de la experiencia sueca en el ámbito de la prostitución.

Nuestra colaboradora hizo una conferencia sobre el tema «Prostitución, trabajo social y legislación sueca» y participó en una mesa redonda titulada «Mujeres adictas al alcohol y drogas – ¿qué podemos aprender mutuamente?» en el IV Congreso Internacional de Psicología, en Santiago de Cuba. También presentó el «modelo sueco» durante una visita al Centro Nacional de Educación Sexual (CENEXEX), en La Habana.

La prostitución y la trata de personas con fines de explotación sexual aumentó considerablemente en las últimas décadas. Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), las víctimas de dicha explotación se cifran en millones, mientras que su «volumen de negocios» anual es superior a 7 mil millones de dólares. La industria de la prostitución sigue creciendo en un mundo globalizado, donde el libre mercado no solo se refiere a bienes, sino también a los seres humanos.

Abordajes muy diferentes

Frente a un «comercio» casi tan próspero como las armas o las drogas, las leyes y políticas de los diferentes países ofrecen respuestas muy diversas, según dos consideraciones: que la prostitución debería ser abolida de la vida social, o bien que debería ser tolerada por la sociedad. Para entrar un poco en detalle, la respuesta legal hacia la prostitución varía según tres tipos de sistemas jurídicos: el enfoque prohibicionista, abolicionista o liberal.

El enfoque prohibicionista,  – este tipo de sistema se lleva a cabo por ejemplo en la mayoría de los estados de los EE-UU, en China o en los estados islámicos basados en aplicación de la Sharia. Estos países penalizan las personas prostituidas y sus clientes, considerados inmorales, y todas las formas de prostitución están prohibidas.

El enfoque abolicionista – en los países partidarios de este sistema (por ejemplo Reino Unido, Francia España o Canadá), el intercambio de servicios sexuales por dinero no es ilegal en sí mismo, mientras que todas las demás actividades relacionadas lo están, como la explotación sexual y los burdeles. La persona prostituida es vista como una víctima que, como tal, debe beneficiarse de varias medidas encaminadas a su reinserción. Por otro lado, no existe ningún reglamento para controlar el fenómeno a través de controles administrativos o de supervisión, sea cual sea.

El resultado del régimen abolicionista es una tolerancia relativa hacia la prostitución: ni la persona prostituida ni siquiera su cliente se les considera fuera de la ley, mientras que la represión se centra en luchar contra el proxenetismo y sus actuaciones derivadas más graves, como la prostitución infantil o la trata de las personas.
Según ambos abordajes, el hecho de mantener ilegal la prostitución es el mejor medio de prevención. Los países que favorecen este abordaje estiman que cualquier abordaje de legalización o regulación de la prostitución solo alienta el crimen organizado como los abusos de todo tipo – muchas mujeres que trabajan en burdeles legales permanecen bajo el control de sus «chulos», o se niegan a entrar en el sistema legal por una variedad de razones (para permanecer en el anonimato, para no pagar impuestos, o porque son adictas y por lo tanto rechazadas de los burdeles legales…).

Prostitución callejeraEl enfoque liberal – los países que favorecen este abordaje ven la prostitución como un fenómeno imposible de erradicar, que por lo tanto se debe organizar y regular con el fin de reducir sus consecuencias negativas, incluyendo el crimen organizado. En este marco jurídico, la prostitución está legalizada y aceptada  – las personas prostituidas pueden estar asalariadas por los burdeles, pueden organizarse en sindicatos, ser protegidas por las leyes laborales y tienen que pagar impuestos y efectuar exámenes regulares de salud.

En estos países liberales (Alemania, Países Bajos, Grecia, Suiza, etc.), se está además desarrollando una corriente neo-liberal, basada en el principio de la libertad individual y el derecho a la libre determinación. Según sus seguidores, cada uno es libre de disponer de su cuerpo y la prostitución es una actividad laboral normal, entre otras. Los «trabajadores del sexo» tienen los mismos derechos y obligaciones que todos los demás – al hacer la distinción entre prostitución elegida libremente y práctica forzada.

El «modelo sueco»

Después de años de estudios y análisis, el gobierno sueco a partir de 1999 decidió  verbo una política de tolerancia cero con respecto a la prostitución y la trata de personas. El modelo sueco, plenamente aceptado, está dirigido principalmente a atacar la demanda, es decir a los clientes de las personas prostituidas, considerados como la principal causa del fenómeno. Por el contrario, las personas prostituidas, no solo no son perseguidas, sino que también pueden beneficiar de varias tipos de ayuda para abandonar la prostitución.

Para implementar la nueva ley, el gobierno sueco ha debido que hacer un gran esfuerzo de educación para disipar el mito de la «profesión más antigua del mundo». En 2002 y 2003, el gobierno llevó a cabo en colaboración con otros países del norte de Europa, una gran campaña contra la prostitución y la trata de personas dirigida a las autoridades, los medios de comunicación, las ONGs y la opinión pública – que contribuyó a un amplio apoyo para el modelo sueco en el ámbito de la prostitución, con un índice de aprobación del 80%.

Según sus defensores, desde la entrada en vigor de la ley, el número de mujeres involucradas en la prostitución callejera ha disminuido a la mitad, mientras que el reclutamiento de nuevas prostitutas se habría detenido. Además, según la policía, la trata de personas habría claramente disminuido, las redes criminales considerando demasiado complicado «invertir» en Suecia.

Otros estudios muestran sin embargo un resultado menos favorable: de acuerdo con estudios realizados por el Socialstyrelsen (Dirección nacional de la salud y Asuntos sociales), el número de personas prostituidas no habría disminuido a nivel nacional, en parte porque estas habrían abandonado los centros de las ciudades para trabajar en los oscuros callejones de los suburbios, los salones de masaje, o a través del Internet…

Dianova en Suecia trabaja con personas que abusan o son dependientes del alcohol u otras drogas. Como tal, la asociación se ocupa a menudo de mujeres concernidas por la prostitución, y colabora con los servicios sociales suecos que ayudan a los que son las víctimas de la prostitución. Dianova en Suecia apoya el «modelo sueco» y juzga útil criminalizar a los compradores de servicios sexuales con el fin de reducir la demanda.

A la inversa, considera que es ilógico criminalizar las personas prostituidas, ya que representan las únicas víctimas del fenómeno, y apoya a cualquier iniciativa para ayudar a su reinserción así como para brindar una ayuda terapéutica a los compradores de servicios sexuales. http://www.dianovasverige.org/