SIDA: las desigualdades de género agravan la epidemia

En todo el mundo, hay más o menos tantas mujeres como hombres que padecen VIH/SIDA, pero existen enormes diferencias en el impacto de la enfermedad, dependiendo de si eres hombre o mujer

Adolescentes

En el mundo, las adolescentes y las jóvenes continúan siendo afectadas de manera desproporcionada por el VIH, principalmente debido a las desigualdades de género

Equipo de Dianova – Si bien la respuesta mundial a la epidemia de VIH/SIDA ha logrado progresos notables, las mujeres, especialmente las adolescentes y las jóvenes, continúan siendo afectadas de manera desproporcionada por el VIH en muchos países, principalmente debido a las desigualdades de género.

Actualmente, las enfermedades relacionadas con el SIDA son la principal causa de muerte para las mujeres en edad fértil (15-44 años), y las niñas adolescentes y mujeres jóvenes (10-24 años) tienen dos veces más probabilidades de estar infectadas con el VIH que los hombres de la misma edad.

DÍA MUNDIAL DEL SIDA: 1 DE DICIEMBRE
El sitio de Naciones Unidas

Mensaje de Michel Sidibié, Director Ejecutivo de ONUSIDA

Desigualdades y VIH/sida

A nivel mundial, hay tantas mujeres como hombres que padecen VIH/SIDA; sin embargo, las estadísticas ocultan enormes diferencias en cómo se infectan por el VIH, en cómo pueden protegerse o no, y en el impacto de la enfermedad, dependiendo de si eres hombre o mujer.

En primer lugar, existen las diferencias fisiológicas: se estima que las mujeres son más vulnerables al virus, por una parte, debido a un área de superficie más grande de la mucosa expuesta que la de los hombres durante las relaciones sexuales, y por otra parte porque los fluidos sexuales transmitidos por el hombre son más abundantes y tienen un mayor contenido de virus que los de la mujer.

Más allá de estas diferencias fisiológicas, el principal obstáculo para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA entre las mujeres y adolescentes es su estatus profundamente desigual, ya sea a nivel cultural, social y económico. En muchos países, las normas socioculturales discriminatorias se traducen por leyes que limitan la autonomía de las mujeres jóvenes; como resultado, para estas mujeres es más difícil protegerse de la infección, obtener información o acceder al tratamiento. En 29 países, por ejemplo, las mujeres deben tener permiso de sus cónyuges para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, y dos tercios de las mujeres jóvenes de 15 a 19 años no tienen la última palabra en lo que afecta su propia salud.

Violencias de género y VIH

En todo el mundo, la violencia contra las mujeres por parte de sus cónyuges o parejas sigue siendo generalizada. Una de cada tres mujeres está afectada por este tipo de violencia. Se ha demostrado que el miedo a la violencia doméstica es a menudo un obstáculo insuperable a la hora de realizar pruebas, buscar ayuda, revelar su estado de VIH o tomar su tratamiento de manera regular.

En áreas donde la prevalencia del VIH es alta, las mujeres que son víctimas de tal violencia tienen el doble de probabilidades de contraer el VIH que otras mujeres. Cabe señalar que esta violencia también ocurre en el contexto del matrimonio infantil: las niñas que se casan antes de tiempo tienen más probabilidades de ser amenazadas o golpeadas por sus esposos que las que se casan a los 18 años o más. Además, al ser menores de edad, estas niñas rara vez pueden imponer su elección, especialmente en términos de sexo seguro, aumentando la probabilidad de infectarse con el VIH.

Educación y VIH

La educación y el empoderamiento de las mujeres son factores clave para prevenir la violencia de pareja y la violencia de género en general. Un análisis de datos de 44 países mostró que completar la escuela secundaria reduce significativamente el riesgo de violencia doméstica. Sin embargo, en África subsahariana, menos de una de cada tres niñas llegan a la enseñanza secundaria y, según UNICEF, casi 19 millones de niños-as en África Central y Occidental no están escolarizados, siendo las niñas las primeras afectadas: poco menos de la mitad son analfabetas.

Finalmente, cuando las niñas tienen la oportunidad de ir a la escuela, sigue siendo indispensable que el lugar de enseñanza sea libre de abuso y violencia. Según estudios realizados por Plan International, la violencia existe en diversa medida en las escuelas primarias y secundarias de varios países africanos. Las investigaciones han demostrado que los maestros a menudo tienen relaciones sexuales con sus estudiantes para cubrir los costos de matrícula y materiales o bien para otorgar buenas notas: por ejemplo, el 16% de los estudiantes togoleses identifican a un profesor como responsable del embarazo de una compañera de clase (15% en Mali, 11% en Senegal).

Pobreza y vulnerabilidad

La pobreza es un factor determinante en la vulnerabilidad al VIH, especialmente cuando se agrava por las desigualdades de género. Las mujeres pobres dependen económicamente de su cónyuge o pareja, lo que a menudo les deja sin otra opción que aceptar prácticas o comportamientos que las pongan en riesgo.

La pobreza también puede llevar a las jóvenes a tener relaciones con hombres mayores, a cambio de dinero o regalos. Este tipo de relación es común, particularmente en las regiones sur y este, así como en África central y occidental. Estas mujeres jóvenes a menudo se ven obligadas a adoptar prácticas sexuales inseguras, como el sexo sin preservativo, y tienen un mayor riesgo de contaminarse por el VIH u otras infecciones de transmisión sexual.


 

Estadísticas mundiales más recientes sobre el VIH (2017)

  • 36,9 millones de personas vivían con VIH en 2017
  • 21,7 millones de personas tuvieron acceso a terapia antirretroviral en 2017.
  • 1,8 millones de personas se infectaron con VIH en 2017
  • En África subsahariana, tres de cada cuatro nuevas infecciones entre adolescentes de 15 a 19 años son niñas. Las mujeres jóvenes de 15 a 24 años tienen el doble de probabilidades de vivir con el VIH que los hombres.

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