Alfabetización: la pedagogía de la pregunta

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Alfabetización– opinión por Marco Antonio del Rio Anabalon (Dianova Chile)

No podemos hablar de alfabetización sin citar a un referente en esta materia, educador  brasileño que residió en Chile por varios años, nos referimos a Paulo Freire, quien marcó generaciones de docentes en América Latina y el mundo, y para comenzar citaremos frases de este gran pensador:

“Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta”. Efectivamente, la escolarización inhibe la curiosidad, va minando la capacidad que de niños tenemos para hacer preguntas de las preguntas, fuente del aprendizaje.

Hay un quiebre en el proceso de aprendizaje desde la etapa preescolar a la escolar, en que en la primera es la exploración, las preguntas que fortalecen y engatillan aprendizajes, mientras que en la segunda etapa, son las respuestas que muchos educadores esperan, las buenas respuestas y más aún las respuestas se califican, relegando las preguntas. Sin duda este quiebre tiene consecuencias de mediano a largo plazo en el individuo, por ello nuevamente pertinente es recordar otra frase de P. Freire: “Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado”; exactamente, alfabetizar es instalar capacidad comprensiva y para ello es necesaria la capacidad de preguntar y el espacio de aprendizaje que las valore.

Bajo estas premisas es que desarrollamos nuestro accionar tanto en prevención de drogas, acompañamiento en aprendizajes y programa convivencial, generando en nuestras audiencias un clima afectivo y efectivo que potencia el aprendizaje, que permite emerger la capacidad reflexiva y crítica; tal es como fue la experiencia con usuarias en tratamiento de adicciones quienes “florecen” en sus procesos terapéuticos y fortalecidos por el proceso de aprendizaje de materias curriculares y de lo que en su oportunidad llamamos “Habilidades para la Vida”.

Del mismo modo,  con el mismo estilo y mirada de la pedagogía y andragogía en este caso, es el proceso que llevamos adelante con trabajadores en el área de prevención de drogas. Por cierto esto no es nuevo, lo importante es llevarlo a la práctica; pertinente señalar la mirada de Carl Rogers (eminente Psicólogo de USA de corriente humanista), quien ya en los ´60 sostenía “la tendencia a la actualización es el impulso hacia la realización, una tendencia biológica inmanente al ser humano que constituye su fuente motivacional” y agrega, “esta tendencia innata a realizar las potencialidades humanas se manifiesta en un clima social de aceptación y respeto, de manera que si logramos esto en el ámbito educativo, el alumno encontrará las posibilidades de expresarse libremente y como consecuencia encontrara el camino hacia la autodeterminación”.

Parte de estas ideas nutren nuestro quehacer, y por ello coincidimos plenamente con P.Freire, que alfabetizar es mucho más que las vocales y el abecedario; es formar, es fortalecer identidad, es generar pensamiento crítico, y todo ello en un contexto amoroso, de aceptación, de legitimación del que aprende y enseña, es generar autonomía, por ello nuevamente cuando P. Freire señala “enseñar exige respeto a los saberes de los educandos, exige la corporización de las palabras por el ejemplo”; nos resulta coherente con nuestros enfoques que sustentan y fortalecen nuestro quehacer, asociados por cierto a fundamentos epistemológicos, tales como el enfoque reflexivo que nos recuerda que somos Homo Sapiens Sapiens, y si aceptamos esto tenemos que ser capaces de llevarlo a la práctica, corporalizarlo como dice Freire, y detenernos cada cierto tiempo a mirar nuestro pensar y actuar; esto implica comprensión fruto de un proceso anterior que es la alfabetización entendida como un proceso, más allá de una técnica mecánica de unir letras y palabras. Por otra parte, el enfoque apreciativo que implica partir desde las fortalezas del individuo o grupo humano, y ello es aceptación que parafraseando al biólogo chileno Humberto Maturana, es “aceptar al otr@ como legítimo otro en la convivencia”.

En síntesis nuestro trabajo en escuelas con docentes, apoderados, estudiantes, así como el trabajo pedagógico con usuarias, tienen a la base fundamentos epistemológicos y teóricos de los pensadores señalados precedentemente. Ciertamente en el trabajo con sectores vulnerables, escuelas vulnerables específicamente ha requerido de esta mirada comprensiva del fenómeno humano que a decir de Freire tiene bases en los procesos de alfabetización en un amplio sentido que ponemos en juego en cada proceso de acompañamiento, del mismo modo nos ocurre con la mirada psicoeducativa con trabajadores en el trabajo de prevención, génesis de la alfabetización que trabajó Freire en las favelas brasileras y posteriormente con el mundo obrero en Chile. Cabe mencionar que nuestro enfoque generativo está también en la misma línea en que nuestra preocupación entre otras, está en instalar capacidades, procesos, modelos, en definitiva dejar un “producto o servicio”, que estudiantes, docentes o trabajadores sientan propios y copartícipes en su generación, empoderándose, desarrollando y/o fortaleciendo su creatividad y en la lógica de un proceso de mejoramiento continuo.

Así, a la luz de esta conmemoración de la alfabetización es importante relevarla como un proceso continuo y que tiene como consecuencia la autonomía de los individuos, su desarrollo cognitivo, social y ético; por otra parte importante también declarar que entendida así es preciso conservarla en el tiempo y que tenga presencia más allá de las conmemoraciones, sino sea una práctica continua.