Un llamamiento para cambiar la narrativa sobre las historias de musulmanes y otros migrantes alrededor del mundo
Opinión, por Saionara König-Reis
En el contexto del aumento generalizado de manifestaciones de odio en debates públicos y a través de cuentas privadas de los medios de comunicación social, funcionarios gubernamentales, la sociedad civil y representantes del sector privado se reunieron el martes pasado en un foro de alto nivel en las Naciones Unidas para discutir la discriminación y el odio hacia los musulmanes. El evento consideró los crecientes desafíos encontrados frente a la ola contemporánea de xenofobia y contempló medidas innovadoras para combatirla, incluyendo políticas gubernamentales contra la discriminación, la construcción de alianzas en la sociedad civil y el cambio de la narrativa como medio para promover el pluralismo y la inclusión en nuestras sociedades.
La Organización para la Cooperación Islámica, junto con Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) – territorios de destino muy importantes en los flujos migratorios – lideraron un fructífero intercambio de prácticas e ideas para fomentar la confianza, el respeto y la tolerancia entre las diferentes culturas y comunidades. La educación fue identificada entre los panelistas y participantes como una herramienta clave para fortalecer todas las identidades.
Por ello, se reafirmó la necesidad de que los funcionarios públicos, los niños, los educadores, los representantes gubernamentales, la sociedad civil, el sector privado y los propios migrantes de cualquier profesión reciban formación en cuestión de derechos humanos y diversidad cultural. El principal objetivo es construir instituciones y sociedades fuertes y responsables, así como seres humanos sensibles y abiertos los unos a los otros.
La representación negativa de los musulmanes en la narrativa principal y la asociación recurrente del Islam con el terrorismo han legitimado medidas de seguridad que violan los derechos de los musulmanes y han causado un daño sustancial a su integración en los países receptores. En particular, se ha producido un retroceso en el empoderamiento de las mujeres, que se traduce en diversas prohibiciones del uso del hiyab en los espacios públicos, en los lugares de trabajo y en las escuelas y, por lo tanto, en una restricción a la participación de las mujeres y niñas musulmanas. Como destaca Richard Arbeiter, Director General para los Derechos Humanos, las Libertades y la Inclusión de Canadá, nos enfrentamos a este desafío: ¿cómo introducir historias de musulmanes, historias humanas, en la narrativa predominante?
Algunos de los esfuerzos compartidos en el evento y que pretenden fomentar este cambio de la narrativa incluyen el uso del humor y de las artes visuales en los medios de comunicación de masas y a través de herramientas en redes sociales. Por ejemplo, la inclusión y presentación de los musulmanes en programas de televisión, películas y series centrados en su condición humana ha demostrado ser una medida eficaz que permite a los individuos no musulmanes empatizar con sus luchas y experiencias y comprender las diferencias culturales sin el elemento del miedo a lo desconocido. Además, el énfasis y la compilación de datos sobre la contribución positiva de los musulmanes y otros migrantes al desarrollo social y económico de los países de destino también pueden afectar a la narrativa que pretendemos construir. Del mismo modo, trabajar a nivel local para involucrar a las comunidades nativas, los recién llegados y el sector privado en mesas multilaterales podría fomentar la solidaridad, la comprensión y las oportunidades.
Es pertinente recordar que la xenofobia, la discriminación racial y religiosa no son un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia, varios grupos humanos han sido víctimas de crímenes de odio, abuso y discriminación.
Pero tal como señaló adecuadamente el representante de la UE para los Derechos Humanos, Stavros Lambrinidis, todos hemos sido minorías en algún momento de la historia. Teniendo esto en cuenta, la única manera de poner fin al ciclo de subyugación de un grupo sobre el otro, lo cual nos pone a todos en peligro, es celebrando la diversidad y comprendiendo y reconociendo la riqueza que representan nuestras diferencias. Sólo aceptando, defendiendo y protegiendo los derechos humanos fundamentales de la humanidad garantizaremos la seguridad de todas las generaciones.
