Informe mundial sobre drogas: consecuencias sanitarias y sociales

Informe mundial drogas

"Los reclusos deberían tener como mínimo, acceso a servicios equivalentes a los que se prestan al público en general"

Fuente: Informe mundial sobre drogas (UNODC) – En Europa, la crisis financiera parece haber repercutido en las modalidades de consumo de drogas, lo que ha tenido consecuencias sanitarias y sociales conexas. Aunque todavía no hay datos exhaustivos, en algunas partes de Europa parecen haberse presentado dos fenómenos paralelos a esa crisis. En primer lugar, parece haber variado la pauta del consumo de drogas, lo que se refleja a veces en un mayor grado de riesgo; en segundo lugar, ha disminuido la cobertura de los servicios de reducción del daño, lo que, conforme a las investigaciones recientemente publicadas, ha aumentado la probabilidad de que el consumo de drogas por inyección se haga en condiciones poco seguras, lo que influye en la propagación de las infecciones o por el VIH y la hepatitis C. 

Prevalencial del abuso de drogas

  •   El uso problemático de drogas se mantiene estable en una cifra situada entre 162 y 324 millones de personas. Sin embargo, subsisten deficiencias en la prestación de servicios, y en los años recientes solo uno de cada seis consumidores de drogas problemáticos del mundo ha tenido acceso a tratamiento de la drogodependencia cada año.
  •  En el último decenio ha aumentado notoriamente el número de personas que se somete a tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de esa sustancia, especialmente en América, Oceanía y Europa. De cualquier modo, los opiáceos siguieron siendo la principal droga objeto de abuso entre las personas acogidas a tratamiento en Asia y Europa, y la cocaína lo fue en América. 
  •  Se estima que hay 12,7 millones de consumidores de drogas por inyección (margen de variación: 8,9 millones a 22,4 millones). Esa cifra se corresponde con una prevalencia del 0,27% (margen de variación: 0,19% a 0,48%) de la población de entre 15 y 64 años. El problema es especialmente grave en Europa oriental y sudoriental, donde la tasa de consumo de drogas por inyección es 4,6 veces superior al promedio mundial.

VIH/sida

Se calcula que una media del 13,1% de esas personas viven con el VIH, es decir 1,7 millones de personas (margen de variación: 0,9 a 4,8 millones). Esa situación impera especialmente en dos regiones del mundo, Asia sudoccidental y Europa oriental y sudoriental, donde se calcula que la prevalencia del VIH entre esos consumidores es del 28,8% y el 23,0%, respectivamente. Se estima que más de la mitad de los consumidores de drogas por inyección están infectados por la hepatitis C.

Hacer frente al VIH entre los consumidores de drogas por inyección es un aspecto importante de la respuesta mundial para contener la propagación del VIH a través de servicios de reducción del daño. De esas intervenciones, las cuatro más eficaces son los programas de intercambio de agujas y jeringuillas, la terapia de sustitución de opiáceos, las pruebas de VIH, la orientación a ese respecto y la terapia antirretroviral.

La cobertura de estas intervenciones es mayor en Europa occidental y central, donde las intervenciones orientadas a la reducción del daño se vienen intensificando desde hace más de un decenio, con una reducción del número de nuevos diagnósticos de VIH entre los consumidores de drogas por inyección. Sin embargo, los recientes brotes de VIH entre esos consumidores en algunas zonas de Europa demuestran que la situación de la epidemia del VIH puede cambiar muy rápidamente si se reducen los servicios y las intervenciones.

Reclusión

Un porcentaje muy elevado de los consumidores de drogas por inyección tiene un historial de reclusión, donde el consumo de drogas, en particular por inyección, es muy frecuente. La situación es muy preocupante en las cárceles, debido a la escasez de servicios de atención de salud y la falta de acceso a ellos, en particular la falta de servicios de prevención, tratamiento y atención del VIH y de tratamiento de la drogodependencia. Los reclusos deberían tener como mínimo, acceso a servicios equivalentes a los que se prestan al público en general. Por ejemplo, en Europa el porcentaje de presos que habían consumido alguna sustancia ilícita en la cárcel era de entre el 4% y el 56 %